Veo conveniente volver hoy a informar después de estos meses en
los que han pasado muchas cosas que aquí no se han reflejado.
* Baraona se ha
quedado sin don Jacinto Egido, cura titular, lo cual ha sido la causa de
que no ha habido celebración religiosa alguna desde febrero. Por enfermedad pasó del hospital a la residencia
diocesana de Soria. Solo el 14 de agosto, día de la Asunción de la Vírgen, se celebró una misa a cargo del cura
de Villasayas.
* Sin constancia de que el corona.virus
haya afectado a personas residentes en este pueblo en el periodo de
febrero a esta segunda quincena de agosto. Durante este tiempo también el cielo se libró del paso contínuo de aviones, lo que significó un cielo y aire claro durante semanas.
* 12 de julio: temporal de viento y granizo que produjo daños importantes en hortalizas, árboles y cosecha del cereal.
*
La guardia civil tuvo durante la pandemia un
comportamiento algo raro, seguramente derivado de las normas poco claras
y contradictorias que se redactaban desde el gobierno "veleta" que
sufrimos. Estaban hechas pensando en las ciudades donde los políticos tienen sus
cómodos despachos, escaleras, calles o transporte público llenos de
personas, pero nada adecuadas para nuestra España vaciada, que bien poco
les importa ( a los políticos, no a los guardias).
El hecho de no permitir ir a plantar los huertos de
supervivencia familiar cuando era la época de hacerlo (como si aquí
fueran huertos de ocio o grandes plantaciones con trabajadores
inmigrantes) , de limitar la movilidad al permitir acudir a una sola persona
en cada coche a los supermercados de Almazán, o el hecho de llamar la
atención y quien estaba cuidando su jardín en el
recinto de su casa, o fumando a su puerta cuando ellos pasaban no era
signo de sensatez. Sin embargo se podía acudir a las labores agrícolas de temporada, a atender a sus
gallinas, ganados o perros fuera de la vidienda. Seguro que ni los
guardias ni quienes salían a tales menesteres se encontraban con otras
personas en nuestras desiertas calles, por lo cual no podían ser
víctimas de contagio alguno, que era la finalidad del confinamiento.
Tal
vez por estas circunstancias no tengo conocimiento de que haya habido
sanción alguna, sino solo advertencias. El mes de agosto ha cambiado tal
panorama, pero ya veremos en qué ha cambiado nuestro futuro, tanto para
residentes contínuos como quienes estamos por periodos.
De lo que no hay duda es que el futuro está obligado a cambiar, pero depende mucho de que alejemos el miedo que diariamente nos inculcan, dejándonos paralizados, y comencemos a exigir nuestros derechos como ciudadanos libres e iguales en esta España en que nos ha tocado vivir.
Incendio de un coche al lado de la carretera.
Absolutamente extraño a la realidad local fueron los aplausos, músicas y otras manifestaciones de apoyo por balcones a los servicios sanitarios y análogos, que nos ofrecían diariamente las televisiones a las 8 de la tarde. Aquí, a esa hora, lo único que se podía ver por la calle era el perro negro haciendo su ronda diaria.
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