Las comunicaciones que evía ASAJA reflejan bastante el ambiente que se ha vivido por aquí en San Isidro.
"No ha habido lluvias en el otoño, ni en el invierno, ni tampoco
en primavera; tampoco la nieve ha blanqueado las montañas.
No hemos tenido lo bueno que cae del cielo, lo que da la vida, el agua o
la nieve. Pero sí hemos tenido por desgracia lo malo, las heladas de
últimos de abril y primeros de mayo. Temperaturas bajo cero que han
alcanzado frutales, viñedos y cultivos de primavera que estaban
naciendo, y que han quedado arrasados o en el mejor de los casos bien
tocados.
En el campo sólo se habla de la sequía, de lo seco que está todo, de que
esto ya no tiene remedio, de que no se vislumbran lluvias.
Los que hemos sido monaguillos todavía recordamos esas rogativas que
cada año se llevaban a cabo en las fechas señaladas, hubiera o no
escasez de lluvias. Ahora en los pueblos ya no quedan monaguillos, ni curas dispuestos a
rogar y procesionar por los campos. Ya no quedan apenas fieles en
condiciones de seguir sus pasos por los caminos. Ya hasta es difícil
encontrar cuatro buenos mozos que puedan cargar con las andas y la
imagen de un santo o de una virgen arriba y abajo."
Poco se puede añadir a esto. Lo positivo es que mañana están anunciadas lluvias tormentosas, que en este tiempo significan que todavía serían beneficiosas en esta provincia, si no son granizo, con tiempo de cosecha más retrasado que en otras provincias más cálidas.
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