El tercer domingo de septiembre de 2020 pasará a la historia por lo atípico de este día festivo. La única celebración en este día lluvioso ha sido la misa cantada de mediodía ante la imagen del Santo Cristo de la Buena Muerte, concelebrada por dos sacerdotes enviados por el arciprestazgo de Almazán.
Con las limitaciones para evitar la propagación del corona-virus, en la iglesia se ha dispuesto el uso de un banco de cada dos, por lo que el número de asistentes ha sido pequeño comparado con los años en los que la celebración se puede hacer con toda pompa. En consulta al finalizar el acto litúrgico, se ha decidido celebrar el lunes la misa de difuntos.
No ha habido procesión ni representación de autoridades civiles. Ni en el edificio del ayuntamiento se ha exhibido una sola bandera, más que en el interior detrás de los cristales como todos los demás días. El mismo alcalde no ha hecho acto de presencia en este pueblo. Nos ha acompañado el ambiente de nubosidad con lluvias intermitentes en este fin del verano.
Esperemos que el año próximo sea posible tener un verano más normal, aunque hay otros "nubarrones" a nivel nacional que pueden deteriorar aún más el ambiente, como ciertas voces sectarias destructivas que nada saben construir pero sí incordiar dividir y destruir, menospreciando el sentimiento de unos u otros españoles. (En el día del Cristo me refiero a la intención de derribar la Cruz del Valle de los Caídos).
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